No esperes que te sobre para empezar a dar.Aprecia el don que hay en ti mismo,el don de tu propia vida.Cuando das lo sobrante,lo que no necesitas,cuando das sin sentir desprendimiento esa ofrenda no toca tu intimidad,no abre espacio en tu persona sigues igual que antes,pero al desprenderte de tus cosas algo de ti se queda en el que recibe.
Has inyectado tu vida al otro,te sientes más unido a él,has compartido tu propio ser,no lo que estaba sobrando. Y entonces ese vacío que queda en ti es tomado por Dios,que te mira desde tu interior.
Alexandra
