lunes

VIVIR...


Es muy simple: creo que lo que damos lo recibimos de vuelta; todos contribuimos a crear los acontecimientos que tienen lugar en nuestra vida, tanto los buenos comoaquellos que llamamos malos, y somos responsables de ellos. No­sotros creamos nuestras experiencias con las palabras que decimos y los pensamientos que tenemos. Cuando nos crea­mos paz y armonía mental y tenemos pensamientos positi­vos, nos atraemos experiencias positivas y a personas que piensan lo mismo que nosotros. A la inversa, cuando nos quedamos «atascados» en una mentalidad de víctima, acu­sadora, nuestra vida se vuelve frustrante e improductiva, y también nos atraemos a personas que piensan de esa misma manera. En esencia, lo que quiero decir es que lo que cree­mos de nosotros mismos y de la vida se convierte en reali­dad.
• Sólo es un pensamiento, y los pensamientos se pueden cam­biar. Creo que todo lo que ocurre en nuestra vida co­mienza con un pensamiento. Sea cual sea el problema, nuestras experiencias sólo son efectos exteriores de nuestros pensamientos más íntimos. Incluso odiarse a uno mismo es solamente odiar un pensamiento que se tiene de uno mismo. Por ejemplo, si tienes un pensa­miento que dice «Soy una mala persona», esto te pro­ducirá un sentimiento de odio hacia ti, y te lo creerás. Si no tuvieras el pensamiento, no tendrías el sentimien­to. Los pensamientos se pueden cambiar. Elige cons­cientemente un nuevo pensamiento, por ejemplo: «Soy una persona maravillosa». Cambia el pensamiento y cambiará también el sentimiento. Todos los pensamien­tos que tenemos crean nuestro futuro.
• El poder está siempre en el momento presente. Este mo­mento es lo único que tenemos. Lo que elegimos pen­sar, creer y decir ahora forma las experiencias de maña­na, la próxima semana, el mes que viene, el próximo año, etc. Cuando nos centramos en nuestros pensa­mientos y creencias de ahora mismo, en el momento presente, eligiéndolos con todo el cuidado con que ele­giríamos un regalo para un amigo especial, entonces te­nemos el poder de escoger el curso que damos a nues­tra vida. Si estamos centrados en el pasado, carecemos de la energía necesaria para el momento presente. Si vi­vimos en el futuro, vivimos en una fantasía. El único momento real es ahora mismo.En este momento es donde comienza nuestro proceso de cambio.
• Hemos de dejar marchar el pasado y perdonar a todo el mundo. Somos nosotros los que sufrimos cuando nos aferramos a agravios pasados. Hacemos que situaciones y personas del pasado tengan poder sobre nosotros, y esas mismas situaciones y personas nos mantienen mentalmente esclavizados. Continúan controlándonos cuando nos quedamos atascados al no querer perdonar. Por eso es tan importante trabajar en el perdón. Perdo­nar, liberar a aquellos que nos hicieron daño, es liberar­nos de nuestra identidad de persona herida. Nos per­mite liberarnos del ciclo interminable de dolor, rabia y recriminaciones que nos mantiene prisioneros de nues­tro propio sufrimiento. No perdonamos el acto, sino a los que lo cometieron; perdonamos su sufrimiento, confusión, falta de habilidad, desesperación y humanidad. Cuando sacamos afuera esos sentimientos y los de­jamos marchar, entonces podemos avanzar.
Nuestra mente está siempre conectada con la Mente Única e Infinita. Estamos conectados con esta Mente Infinita, este Poder Universal que nos ha creado, mediante esa chispa de luz que hay dentro de nosotros, nuestro Yo Superior o Poder Interior. La Mente que hay en nuestro interior es la misma Mente que dirige toda la vida. Nues­tra misión es aprender las Leyes de la Vida y co­laborar con ellas. El Poder Universal ama a todas sus creaciones, y sin embargo, también nos ha dado libre albedrío para que tomemos nuestras propias decisiones. Es un Poder para el bien, y lo dirige todo en nuestra vida cuando se lo permitimos. No es un poder vengador ni castigador. Es la ley de causa y efecto. Es amor puro, libertad, comprensión y compasión. Nos espera en son­riente reposo mientras aprendemos a comunicarnos con Él. Es importante volver nuestra vida hacia el Yo Supe­rior, porque a través de Él recibimos nuestro bien. Ámate.
Que tu amor por ti sea incondicional y generoso. Elógiate tanto como puedas. Cuando comprendas que se te ama, entonces ese amor inundará todos los aspectos de tu vida, y volverá a ti multiplicado una y otra vez. Por lo tanto, el amor por ti contribuirá a sanar el plane­ta. El rencor, el miedo, la crítica y la culpa son causa de más problemas que cualquier otra cosa, pero podemos cambiar nuestra manera de pensar, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a los demás, y aprender a amarnos a nosotros mismos, haciendo de esos senti­mientos destructivos cosas del pasado.
Cada uno de nosotros decide encarnarse en este planeta en un determinado punto del tiempo y el espacio para apren­der lecciones que nos harán progresar en nuestro camino es­piritual y evolutivo. Creo que todos nos hallamos en un viaje interminable por la eternidad. Elegimos nuestro sexo, el color de nuestra piel, nuestro país, y luego bus­camos la pareja perfecta de padres que «reflejarán» nuestras pautas. Todos los acontecimientos que tienen lugar en nuestra vida y todas las personas con que nos encontramos nos enseñan valiosas lecciones.
Ama tu vida y ámate a ti...
¡Yo lo hago!
Louise L Hay California, 1995