martes

Más Allá de la Violencia


“Tecnológicamente, el hombre ha progresado en forma increíble, pero a pasar de ello continúa como ha sido por miles de años: pendenciero, codicioso, envidioso, agobiado por un gran sufrimiento”

Miremos ahora lo que está ocurriendo realmente en el mundo. Hay violencia de toda clase, no sólo externamente sino también en nuestras relaciones mutuas. Hay infinidad de divisiones nacionalistas y religiosas entre los hombres, cada uno contra el otro, tanto política como individualmente. Viendo toda esta vasta confusión, este inmenso sufrimiento, ¿qué hará usted? ¿Puede usted esperar que alguien le diga lo que ha de hacer?, ¿bien sea el sacerdote, el especialista, o el analista? Ellos no han traído paz o felicidad, alegría o libertad al vivir. Por lo tanto, ¿a quién va usted a recurrir? Si asume la responsabilidad de su propia autoridad como individuo, porque ya no tiene fe en la autoridad exterior ‑y usamos la palabra «autoridad» deliberadamente en un sentido particular de dicha palabra- entonces, ¿recurrirá, como individuo, a su propia autoridad internamente?

La palabra «individualidad» significa «indivisible», no fragmentado. La individualidad envuelve una totalidad, el todo, y la palabra «todo», significa saludable, sagrado. Pero usted no es un individuo, no es sano, porque está hecho pedazos, fraccionado en sí mismo; está en contradicción consigo mismo, separado, y, por lo tanto, no es un individuo en absoluto. Así, pues, ¿cómo puede usted, dentro de esta fragmentación, esperar que un fragmento asuma autoridad sobre los demás fragmentos?

Por favor, vea esto muy claramente; es lo que estamos examinando, pues vemos que la educación, la ciencia, la religión organizada, la propaganda y la política han fracasado. Ellas no nos han traído la paz, aun cuando el hombre ha progresado tecnológicamente en forma increíble. Éste, sin embargo, continúa tal como ha sido por millares de años: pendenciero, codicioso, envidioso, violento v agobiado por grandes sufrimientos. Ese es el hecho; no es una suposición.

J. Krishnamurti
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